Están a la vista las elecciones del 30 de octubre de 1983.
El tenebroso período dictatorial empieza a quedar atrás y tímidamente en algunos casos y vigorosamente en otros comienzan a liberarse fuerzas.
La autocensura se atenúa y ya se vislumbra un camino que, aunque dificultoso, pone en manos de la ciudadanía el destino, para bien o para mal, de la Nación argentina.
La comunidad fueguina había transcurrido ese tiempo en condiciones diferentes, en buena medida, a las del resto del país.
El régimen de Promoción instaurado por la 19640 significó, como consecuencia del brutal deterioro industrial en el territorio continental argentino provocado por la aplicación de las políticas económicas de la Dictadura, el refugio para la radicación paulatina de fábricas en diversos rubros tales como la electrónica, la textil y la plástica. Su lógico correlato fué la llegada de miles de migrantes desde otros lugares del país como mano de obra para esos establecimientos.
El crecimiento vertiginoso de las poblaciones demandó la realización de obras de infrestructura a un ritmo difícil de satisfacer para un Estado agobiado por la deuda externa. La demanda de viviendas, solo para poner un ejemplo, era extraordinaria y la oferta de ellas, ínfima.
¿Cómo se reflejaría ese crecimiento poblacional, esa oleada migratoria en la elección de sus representantes?
¿Las fuerzas políticas sabrían interpretar los deseos y pensamientos de ese mosaico tan heterogéneo integrado con los que aquí vivían desde hacía muchos años, por nacimiento o por adopción, con los que venían cargados de usos y costumbres muy diferentes?.
Se llegó al 30 de octubre de aquel año 83 con una polarización muy intensa entre dos fuerzas: el Partido Justicialista, encabezado en su fórmula por Ítalo Argentino Luder y la Unión Cívica Radical con Raúl Ricardo Alfonsín como candidato a Presidente.
Recordemos que el espíritu con el que la Agrupación Vecinal de Río Grande y la Unión Popular Fueguina venían trabajando era el del respeto por las simpatías o adhesiones hacia las fuerzas nacionales de cada uno de sus integrantes pero con un planteo muy claro desde Tierra del Fuego, sin subordinarse a los criterios de las fuerzas tradicionales, para resolver los problemas y necesidades de los fueguinos.
Con ese panorama la Alianza Agrupación Vecinal – Unión Popular Fueguina se presentó a las elecciones del 30 de octubre de 1983.
Por primera vez se presentaron candidaturas para Diputados Nacionales: el Dr. José Salomón por Ushuaia y el Escribano Hernán López Fontana por Río Grande, aunque no pudieron acceder a ningún escaño.
En la primera Legislatura Territorial se obtuvieron tres bancas sobre un total de quince.
El Dr. Ernesto Julio Löffler, Horacio Sandoval, y Edgardo Daniel Iribarne fueron los representantes electos.
Posteriormente y como consecuencia de la trágica desaparición del Dr. Löffler en el accidente aéreo del Lear Jet del 14 de mayo de 1984, asumió en su reemplazo el Ingeniero Marcelo Dragan. También renunció Edgardo Iribarne para asumir como Ministro de Economía del Gobierno de Adolfo Sciurano, Gobernador del Territorio, siendo reemplazado por Enzo Oliver Magaldi.
En Río Grande, Elena Rubio de Mingorance ocupó el tercer lugar en los comicios para elegir Intendente. Esteban «Chiquito» Martínez del Partido Justicialista obtuvo la primera de sus cuatro gestiones sucesivas.
El Concejo Deliberante riograndense tuvo a Osvaldo Pagano como único representante de la Alianza Agrupación Vecinal – Unión Popular Fueguina.
En Ushuaia, en cambio, el representante de la Alianza, José Arturo Estabillo, obtuvo la Intendencia venciendo a los candidatos del Partido Justicialista y de la Unión Cívica Radical. Junto con él, Juan Carlos Oyarzún y Miguel Ángel (Kelo) Ruiz ocuparon dos de las cinco bancas del Concejo Deliberante.
En resúmen, un comienzo auspicioso teniendo en cuenta el efecto «arrastre» de la ya mencionada «polarización» entre fuerzas políticas nacionales; en particular el fuerte liderazgo en la Unión Cívica Radical de Raúl Alfonsín.
Bueno es aclarar que a diferencia de nuestros días, los cargos electivos locales, salvo el Gobierno Territorial que era elegido por el Poder Ejecutivo Nacional, duraban dos años; es decir que en menos de dos años, en 1985, todos los electos que representaban a los partidos políticos deberían someterse a un nuevo escrutinio popular.
Para esa instancia, en mayo del 85, la Justicia Electoral aprueba la fusión de las dos organizaciones vecinalistas y reconoce como una unidad partidaria al Movimiento Popular Fueguino, auténtica expresión política federalista que nace por voluntad y aspiración de los habitantes del entonces Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, para aunar esfuerzos y lograr una solución integral a los problemas fueguinos. Así y para todos, como sello identificatorio la «Lista 54» estará presente en cada acto electoral.
Las elecciones generales se desarrollaron el 3 de noviembre del 85.
En Ushuaia, Juan Carlos Oyarzún, del flamante MPF, perdió las elecciones a manos del Dr. Adolfo Cano de la UCR.
En el Concejo Deliberante capitalino solamente Juan Manuel Romano representó al Movimiento.
En Río Grande Miguel Ángel «Lito» Castro perdió frente a Esteban Martínez del PJ y en el Concejo Diana Wilson ocupó una banca por el MPF.
En la Legislatura Territorial se ganó un escaño: Víctor Rogelio Pacheco, César «Cano» Andrade, Hernán López Fontana y el Ingeniero Marcelo Dragan representaron al Movimiento.
La suerte para la diputación Nacional volvió a ser esquiva para el Dr. José Salomón y para Benedicto García, encargados de llevar las ideas del MPF al Congreso Nacional.
El 6 septiembre de 1987 se realizan, otra vez, elecciones generales.
Tanto Carlos Schroeder como «Lito» Castro son derrotados por los candidatos del Partido Justicialista en las intendencias de Ushuaia y Río Grande respectivamente.
Un solo Concejal, «Kelo» Ruiz en Ushuaia, reemplazado luego por Celestina Granada (la «Negrita» Soldo) y un solo Concejal en Río Grande, «Cano» Andrade y la pérdida de dos bancas en la Legislatura ya que solamente ingresan Hugo Oyarzo y Juan Manuel Romano, marcan una tendencia preocupante para el Movimiento Popular Fueguino.
La última de los 80 se realizó el 14 de mayo de 1989.
Esas elecciones generales consagrarían al Dr. Carlos Menem como Presidente de la Nación representando al Partido Justicialista quien designó a Carlos Martín Torres, uno de los principales promotores de la provincialización del todavía Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, como Gobernador.
En el Municipio de Ushuaia, Juan Manuel Romano es derrotado por Carlos Manfredotti del PJ y lo propio ocurre en Río Grande con Néstor Jorge Muriel frente a Esteban Martínez.
«Cano» Andrade será en Río Grande el único Concejal que represente al MPF pues en Ushuaia ninguno de los candidatos del partido pudo ingresar. Andrade renunciará posteriormente para encarar su campaña a Intendente y será reemplazado por Marcelo Figueroa quien hace lo propio y deja su lugar a Manuel «Tony» Márquez
En la Legislatura Territorial el Movimiento Popular Fueguino obtiene una única banca: el escribano Hernán López Fontana.
Por último, para el Congreso Nacional, Enrique Bischof y Juan Carlos Soldo, ven frustradas sus intenciones de ingresar.
Como puede verse, el Movimiento Popular Fueguino culmina su participación política en la década con su representación más baja desde su creación, tanto sea como organización vecinalista como partido de toda la jurisdicción fueguina.
¿Fué la consecuencia de la polarización entre los partidos nacionales?
¿De divisiones internas?
¿De falta de dirigentes políticos?.
¿De esos y de otros factores concurrentes?
La década del 90 dará oportunidad, en muy corto plazo, para un replanteo. Mediante un trabajo continuo y silencioso, con objetivos institucionales claros, que íban más allá de cualquier candidatura, una dirigencia lúcida resguardó celosamente la identidad partidaria. Eso sirvió para llamar la atención y la esperanza de los habitantes de la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur y se verá reflejado en las urnas…